El otro día asistí a una charla muy interesante. Desde hace ya algunos años, el Grupo de Montaña ALTAI organiza la semana de la montaña, con una ponencia cada día sobre alguna expedición o alguna aventura. Normalmente, se centran en el montañismo o en la escalada, pero en la edición de este año decidieron invitar a Chema Lahidalga.
A este torrelaveguense de 37 años no se le ha ocurrido otra cosa que coger la bici e irse desde Santander hasta Pekín siguiendo la Ruta de la Seda. Las fotos que nos mostró en su proyección eran impresionantes. Daba envidia sana saber que te quedan mil lugares por descubrir y, algo de pena también, porque sabes que nunca los llegarás a conocer todos. En el camino se encontró con muchos viajeros, que como él, habían cogido la bicicleta y se habían echado a la carretera. Otros, iban a pie, como un chico japonés, que calculaba que tardaría unos dos años en caminar desde su casa hasta Portugal…
La Ruta de la seda era una red de rutas comerciales entre Asia y Europa que se extendía desde Chang’an (actualmente Xi’an) en China, Antioquía en Siria y Constantinopla (actualmente Estambul, Turquía) a las puertas de Europa.
El término «Ruta de la seda» fue creado por el geógrafo polaco Ferdinand Freiherr von Richthofen, quien lo introdujo en su obra Viejas y nuevas aproximaciones a la Ruta de la seda en 1877.
Debe su nombre a la mercancía más prestigiosa que circulaba en ella, la seda.
Escuchar: Always Love, de Nada Surf
Leer: Al otro lado del estrecho, de Nicole Boumaâza